El avance, la ley, el espíritu, la divinidad, la Revolución Francesa, Waterloo, el romance, el encarcelamiento, el pacto social, las barricadas del 1832, el delito, los desagües de París, todos encuentran su espacio en esta enorme novela. Y, como sugiere su título, todo gira en torno a la palabra "miserable". Victor Hugo distingue entre aquellos miserables afectados por la pobreza material, aquellos que poseen únicamente su dignidad, y aquellos que son miserables debido a la degradación moral, ya que han perdido incluso su humanidad esencial que los define como seres humanos. Ambos tipos de miserables se encuentran inmersos en un torbellino extraordinario: unos luchan con fervor por alcanzar la luz, mientras que otros se deslizan sigilosamente hacia la oscuridad, la cual, en última instancia, tiene raíces que deben buscarse más allá de quienes la sufren. A través de todo esto, Victor Hugo invoca al progreso, concebido como el triunfo de las libertades individuales, el camino que la sociedad sigue para ser más equitativa, garantizando a todos sus miembros trabajo, salud, educación y, en última instancia, libertad. Esta obra monumental posee un gran valor histórico y moral, además de contar con una trama apasionante.
