EN la produccion literaria latinoamericana del siglo diecinueve la necesidad de alinear el cuerpo social con la modernidad es una tematica constante. Con tal objetivo, los escritores decimononicos ordenan el espacio nacional y a sus habitantes a traves de la ficcion en la que critican la tradicion y el pasado para reformar las costumbres. Valiendose de la estrecha relacion entre la letra y el orden que de acuerdo a Angel Rama ha venido organizando las ciudades latinoamericanas desde la epoca colonial (5), los letrados imaginan, ordenan y narran la nacion destacando la "carencia" de valores y comportamientos modernos. (1) En esta empresa segun lo advierte Benedict Anderson, la nacion se construye como un ente cultural (4), a traves de la diseminacion de simbolos y significados que emanan de la narrativa de las novelas en favor de lo que Homi Bhabha indica como la "homogeneizacion cultural" (3). Las narrativas latinoamericanas decimononicas aspiran a este objetivo que se sintetiza en el progreso. Para Chile de mediados del siglo diecinueve, epoca en la que Alberto Blest Gana (1830-1920) publica la novela de costumbres Martin Rivas (1862), el proyecto de organizar un pais que ha superado la convulsion politica y economica se vuelve imperiosa necesidad de la literatura, especialmente cuando la estabilidad y la prosperidad material de los anos cuarenta a los setenta comienzan a transformar la mentalidad criolla con los cambios urbanisticos, el aumento de la alfabetizacion y el nacimiento de una generacion intelectual. El aporte de la ficcion se deja sentir en la novela de costumbres, con la cual el escritor, segun Blest Gana: "puede combatir los vicios de su epoca con [...] el diseno de cuadros de actualidad y encomiar por medio de otros de igual naturaleza las virtudes cuya imagen importa siempre presentar al lector en contraposicion de las flaquezas humanas" ("Literatura" 55). Martin Rivas no escapa a esta naturaleza didactica y ordenadora. Los cuadros de costumbres, especificamente los espacios sociales de la "tertulia" y el "picholeo" que Blest Gana describe en la novela, reproducen los habitos y vestigios coloniales. La nacion se retrata en estos espacios, las diferentes clases se contrastan, las interacciones sociales y las costumbres determinan subjetividades, y se perfila la "carencia" de identidades modernas.